En los primeros meses del año, Benicàssim se viste de gala para honrar a sus patrones: San Antonio Abad y Santa Águeda. El 17 de enero marca el inicio de una de las festividades más esperadas del año, donde las calles se llenan de alegría y tradición.

La procesión, la emotiva ofrenda al patrón y el encantador desfile de carrozas, acompañados por el dulce aroma de las «coquetes» bendecidas, hacen de esta celebración un evento inolvidable. Y al caer la noche, las hogueras iluminan el cielo en una atmósfera mágica.

Pero la festividad no termina ahí. En febrero, la romería a la Ermita de Santa Águeda nos lleva de vuelta a los orígenes de la ciudad, recordando el momento en que los benicenses recibieron la Carta de Población.

Y ¿qué sería de Benicàssim sin su tradicional día de las Paellas? Desde 1980, este evento se ha convertido en un símbolo de la comunidad, reuniendo a vecinos, turistas y visitantes en las principales calles del municipio. Más de 800 paellas se preparan y disfrutan en un ambiente festivo y lleno de sabor.

En septiembre, las calles vuelven a llenarse de vida con las Fiestas de Santo Tomás de Villanueva, que suelen tener lugar durante la semana del 22 de septiembre. Una semana llena de verbenas, encierros, vaquillas y toros embolados. Pero también hay espacio para la gastronomía, con jornadas dedicadas a los sabores locales, y la música en vivo que hace vibrar a todos los asistentes.

Así es Benicàssim, un lugar donde la tradición se fusiona con la alegría, y donde cada celebración es una oportunidad para disfrutar de la vida en comunidad.