La Platja del Pebret es un arenal que está en Peñíscola, en pleno Mediterráneo, aunque eso seguramente ya lo sepas. Su arena dorada y fina, sus aguas claras y esa etiqueta de playa virgen son lo que la diferencian de otras playas de la zona. Además, a su alrededor tiene un parque protegido, por lo que estarás rodeado por un anfiteatro natural de pinos y matorral.
¿Suena interesante? Sigue leyendo, que te vamos a contar todo lo que sabemos sobre ella —que no es poco—.
Cómo llegar a la platja del Pebret
Bueno, lo primero es saber cómo llegar a la platja del Pebret y, tranquilo, que no hay complicación aunque el camino tiene su punto de aventura.
Si sales desde Peñíscola, toma la carretera que se adentra en el Parque Natural de la Sierra de Irta y sigue hacia el sur; tras superar la silueta de la Torre Badum —el gran vigía de estos acantilados—, la pista litoral te va a llevar de cabeza a las playas del Pebret y del Russo —otra playa encantadora que está al lado—. El último tramo es una pista de tierra compactada. Tienes que circular despacio y estar pendiente de ceder el paso cuando toque; es un poco estrecho. Y cuando avistes una construcción rehabilitada, el antiguo Corral del Batallón, estarás a punto de llegar.
Y ojo, en verano hay letra pequeña que debes tener en cuenta porque el parque regula el acceso en vehículo para proteger el entorno. Normalmente, desde mediados de junio a principios de septiembre entre las 8:00 y las 19:30 h, solo pueden entrar coches y motos con reserva previa de aparcamiento en las zonas habilitadas. Puedes realizarla de forma telemática con dos o tres días de antelación, y el parque habilita además un teléfono de información para dudas: 964 33 67 90.
Si no has reservado o no te apetece conducir, siempre puedes llegar caminando o en bici por la pista litoral, que está abierta al tránsito.
Qué servicios y actividades ofrece la platja del Pebret
Parte de la magia del Pebret es que apenas hay infraestructuras a su alrededor. ¿Qué sí encontrarás? Un aparcamiento señalizado y una zona de merenderos con sombra y vistas al mar; también hay pasarelas de madera que protegen las dunas y facilitan el paseo por la parte trasera de la playa.
¿Qué no verás? Duchas, hileras de hamacas ni chiringuitos con música. Ven con agua, comida, sombrilla y, si puedes, trae también unas gafas de snorkel para curiosear en los bajos rocosos de los extremos de la playa. El agua es tan clarita que podrás ver el fondo y las manchas de arena que se alternan con praderas y roca.
Si estás buscando una zona de litoral con todas las comodidades, entonces echa un ojo a las playas urbanas de Peñíscola, y si quieres estar entre el mar y la naturaleza sin aditivos de ningún tipo, entonces ven a la platja del Pebret.
Junto a ella queda la vecina platja del Russo, y entre las dos forman el dúo más querido de la Serra d’Irta. Eso sí, esta última es la que tradicionalmente ha tenido ambiente nudista.
A pie de playa también vas a encontrar la Torre Badum —la que te hemos mencionado antes—. Es una construcción de vigilancia del siglo XVI que domina el segundo acantilado más alto de la Comunitat y también un mirador natural que tienes que visitar. Tardarás unos 35 minutos caminando desde la playa.
Y si te acercas a la caserna del Pebret —Corral del Batallón—, encontrarás otro pedazo de historia: este edificio acogió a carabineros y guardias civiles que vigilaban el contrabando por mar durante décadas, y hoy se ha rehabilitado como punto de uso público. Maravilla, ¿no?
Naturaleza y entorno protegido
Estás dentro del Parque Natural de la Serra d’Irta, declarado como tal en 2002 y considerado uno de los últimos litorales vírgenes de la Comunitat Valenciana. Lo que ves —pinares, acantilados, calas— no es casualidad; es el resultado de conservar más de 7.700 hectáreas de monte y una franja marítima protegida que mantiene la costa intacta.
Y las dunas de la platja del Pebret son uno de los atractivos más admirados del parque. Aquí crecen plantas de película como el lirio y la lechetrezna de mar, especialistas en sobrevivir a la sal, el viento y la sequía.
Si levantas la vista hacia los acantilados, la fauna con alas te va a dar muchas alegrías, sobre todo si vienes con idea de hacer fotos. Irta está en plena ruta migratoria y, además, mantiene residentes muy especiales; sobre el mar es posible ver gaviotas, cormoranes, chorlitejos patinegros, halcones peregrinos y águilas.
Y en las aguas claras del Pebret sobreviven praderas de posidonia, auténticos bosques submarinos que sirven de guardería a miles de criaturas. Con unas gafas y un tubo verás pulpos y con suerte —y más al fondo— alguna estrella roja del Mediterráneo.
Planes en los alrededores de la playa del Pebret
Si te preguntas qué ver en Peñíscola o qué hacer en Peñíscola tras tu mañana o tarde de playa, la respuesta no está muy lejos.
Lo que tienes que hacer sí o sí es subir al casco antiguo y perderte por sus callejuelas hasta llegar al Castillo de Peñíscola. Desde sus murallas, el Mediterráneo se ve y se siente de otra forma. Y si te suena de series y pelis no es casualidad, es uno de los escenarios históricos más fotogénicos de la costa y ha sido el escenario de «Juego de Tronos» o «El Ministerio del Tiempo».
Después puedes bajar hacia el paseo marítimo de Peñíscola, un larguísimo hilo junto al mar por el que es un gustazo pasear al anochecer, ya sea con un helado en mano o con idea de parar a tomarte un cóctel. Entre un punto y otro, te cruzarás con tiendas de artesanía, miradores y con un montón de terrazas.
¿Ganas de un plan relajante? Regálate un rato de spa en alguno de los balnearios de Peñíscola; no hay nada mejor que cuidar tu mente y tu cuerpo bien cerquita del Mediterráneo.
Y si eres de los que viajan con el paladar por delante, apúntate a explorar los mejores restaurantes de Peñíscola. Vas a poder probar todo tipo de arroces y fideuàs, tapas y pescados frescos.
¿Incluirías la platja del Pebret en tu visita a Peñíscola?
Deberías. Los viajeros que han estado lo dejan claro: la platja del Pebret es de agua limpia, calma y tiene un ambiente de playa “de las de antes”. Sí, el acceso requiere un poquito de planificación —reservar si vas en verano, llevarte todo lo necesario…—, pero la recompensa es un día de naturaleza al 100 %.
Y aquí es donde entran en juego nuestros alojamientos: porque para que disfrutes al máximo de Peñíscola y de la platja del Pebret tienes que tener un campamento base a tu medida.
Tenemos opciones pensadas para ti, da igual si viajas solo, en pareja, con amigos o en familia. En nuestra web vas a encontrar apartamentos luminosos a un paseo del mar, casas con terraza donde cenar bajo las estrellas y estancias muy cerca del casco antiguo para que combines baño, paseo y una cena frente al Mediterráneo sin tener que mover el coche.
Elige tu favorito, organiza la escapada y ¡prepárate para enamorarte de la platja del Pebret y de su entorno!