Si estás pensando en venir de vacaciones a Alcossebre y te preguntas qué rincones merece la pena explorar más allá de las playas más conocidas, tenemos una recomendación que no puede faltar en tu lista: Cala Blanca. Es un pequeño paraíso natural, tranquilo y con ese aire salvaje que solo conservan las calas más vírgenes.

Es una playa perfecta para darte un chapuzón, desconectar o simplemente disfrutar de la naturaleza que la envuelve. ¿Te animas a descubrirla? Aquí te contamos cómo llegar, qué llevar, qué hacer y por qué merece tanto la pena.

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Descubre cómo es Cala Blanca en Alcossebre

Cala Blanca es una cala pequeña, formada por arena fina mezclada con cantos rodados; y aunque su apariencia es rústica, está bien cuidada y muy limpia, sobre todo su agua: cristalina y clara.

Aquí podrás nadar con calma y es habitual que pasen peces pequeños nadando entre tus pies, lo que la convierte en un lugar ideal para hacer snorkel o bucear.

Aunque es una cala, tiene unas zonas con arena y otras con roca, por lo que se adapta a diferentes gustos. En los laterales puedes encontrar pequeñas cuevas donde resguardarte del sol y estar más fresco, y también algo de sombra en las zonas con vegetación y rocas.

¡Ah! Y justo antes de bajar a la cala, hay un mirador con bancos desde el que puedes contemplar unas vistas preciosas. También hay mesas rodeadas de árboles, ideales para hacerte un picnic o comer tranquilamente al aire libre.

¿Cómo llegar a Cala Blanca desde Alcossebre?

A pesar de ser una playa virgen, llegar a Cala Blanca es más fácil de lo que parece. Desde el centro de Alcossebre puedes ir por carretera hasta el acceso en el que hay una pequeña zona de aparcamiento para unos 30 coches, más o menos.

Una vez allí, el camino hacia la cala es cómodo, está señalizado y tiene tramos con pasarelas de madera y escaleras que lo hacen accesible, aunque no para todo el mundo; es una playa no recomendada para personas con movilidad reducida.

El lugar está perfectamente integrado en el entorno del Parque Natural de la Serra d’Irta, por lo que si te apetece andar, puedes alargar la jornada recorriendo varios de los senderos que parten desde Cala Blanca en Alcossebre.

Si sigues la ruta costera, además de disfrutar de unas vistas de escándalo, llegarás hasta el Faro de Alcossebre y, un poco más allá, hasta otra cala increíble: Cala Mundina, ideal si te apetece explorar otra playa o si andas buscando un punto más profundo para practicar snorkel.

No te van a faltar actividades en Cala Blanca

La esencia de Cala Blanca es disfrutar del mar y de la tranquilidad del entorno. Lo básico aquí es nadar, tomar el sol, hacer snorkel o simplemente relajarte con un libro. Los más pequeños pueden pasar el rato buscando conchas entre las rocas o chapoteando en la orilla.

Y si te animas, por la noche es un lugar espectacular para ver las estrellas; no hay ningún tipo de contaminación lumínica y el silencio absoluto hará que conectes con el entorno de una forma mágica.

La gastronomía de Cala Blanca en Alcossebre tampoco defrauda

Cala Blanca no cuenta con socorrista, duchas ni bandera de ningún tipo y ese es precisamente parte de su atractivo: es una playa virgen, tranquila y sin florituras. Entonces, tendrás que acordarte de llevar agua, comida y todo lo necesario para pasar el día, la mañana o la tarde. Y, por supuesto, recoge todos tus residuos antes de irte: es un entorno natural que hay que cuidar.

Cerca de Cala Blanca hay un restaurante: Ca Primento, una brasseriepizzeria donde puedes hacer una parada para comer o cenar. Pero si quieres más opciones gastronómicas, solo necesitas caminar unos 15 minutos o coger el coche 5 minutos en dirección a Alcossebre.

Allí te esperan opciones como La Villa, un restaurante que trabaja con ingredientes de proximidad y es especialista en arroces. También está la Taberna Pikaporte, ideal para disfrutar de tapas creativas, buenos arroces y unos postres que no decepcionan. Y si lo que buscas es algo más tradicional y relajado, el Bar Casa Juan es perfecto para un picoteo, una paella bien hecha o un buen plato de pulpo, que siempre apetece.

En resumen, aunque Cala Blanca es sinónimo de naturaleza, no te faltarán buenas opciones para comer cerca, ya sea con vistas al mar o en una terraza con encanto en el corazón de Alcossebre.

¿Y qué más ver cerca de Cala Blanca en Alcossebre?

Cala Blanca es solo una de las muchas joyas que esconde Alcossebre. Si estás organizando tu escapada, te contamos qué otros rincones no te puedes perder.

Empieza por su paseo marítimo, amplio, cuidado y perfecto para recorrer a pie o en bici. Desde allí accedes a algunas de las playas más conocidas, como la Playa de las Fuentes, con manantiales de agua dulce que brotan en la orilla, o la Playa del Cargador, extensa, familiar y con todos los servicios que te puedas imaginar.

También merece la pena subir a la Ermita de Santa Lucía y San Benito, desde donde disfrutarás de una de las mejores vistas panorámicas de la costa. También puedes hacer una ruta por el Parque Natural de la Serra d’Irta, que rodea Alcossebre con senderos junto al mar, torres de vigilancia, más calas y naturaleza salvaje por todas partes.

Y si lo tuyo es hacer turismo a pie de calle, piérdete por el centro del pueblo, donde encontrarás pequeños comercios, terrazas, una buena oferta gastronómica y el famoso mercadillo de Alcossebre —los martes de 17:00 a 20:00 h—.

¿Te vienes a conocer la playa de Cala Blanca a Alcossebre?

Si lo que estás buscando para tus próximas vacaciones es un lugar distinto, tranquilo, bien cuidado y con ese aire salvaje que tanto cuesta encontrar, ¡es Cala Blanca!

Y lo mejor es que está a un paso de todo lo que Alcossebre tinene para ofrecerte: paseos, más playas, rutas por la Serra d’Irta, buena gastronomía y un ambiente ideal tanto si vienes en pareja, en familia o a tu aire.

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